domingo, 10 de agosto de 2008

JUAN SOTO FRENTE A LA ERRANCIA SIN FIN

POR OSCAR PORTELA

… “garganta del desierto”, cul-de-sac de un desierto que se abre a la nada nadeante. Quien toca este libro está lejos de Valery e incluso de los poetas como Ginsberg o Tate. Toca a un hombre mutilado como estos versos tumultuosos, que huracanados no buscan la armonía de la luz, ni la arquitectura del Partenón: “la humanidad es pavorosa” dice: tal vez en la condición de lo mortal y del mismo lenguaje se halle lo sub-humano y lo pavoroso. Y lo pavoroso para Juan Soto constituye “sin que lo sepa” el hombre mismo.

Mas sin embargo toda su poesía está animada por una honda pasión que lo lleva a depurar los detritus de un eclipse como el que lo conmueve, porque su voz está impregnada de la urgente necesidad del amor.

“Con el número dos nace la pena”, dice el gran Marechal, pero Juan Soto busca el orgasmo cósmico que lo reduce todo al uno: necesidad tal vez nacida del dios que nos sueña, pero que buscamos arduamente a través de la palabra, como él lo hace vigorosamente a través de su poesía.

15 de mayo de 2008

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